“What has always made the state a hell on earth has been precisely that man has tried to make it his heaven”.
Friedrich Hölderlin
El perfecto venezolano revolucionario es aquel organismo perteneciente a la masa que busca el fortalecimiento del Estado para que en él se centralice la planificación y organización de la sociedad. Quieren a Venezuela como un Estado grande y paternalista que nos diga qué hacer y cómo hacerlo, porque dicen que el Estado es un fin en sí mismo y se intercambia fácilmente el nombre de país por Estado, pero Venezuela no es el verbo de ellos y a ellos no pertenece el derecho de definir nuestros conceptos. El pueblo es pueblo sin importar la formación de instituciones políticas y de cómo son tratadas estas por los políticos que se olvidan de que están a su servicio y a ella todo deben. Venezuela no es socialismo y mucho menos criminal.
Gran desaliento deben sentir los perfectos venezolanos revolucionarios que han visto desaparecer al Estado institucionalizado dándole paso a un Estado criminal que asesina a los otros y a los suyos, dependiendo del caudillito que caiga en desgracia. El Estado de Venezuela ha desaparecido con república y democracia porque a mandarria han impuesto una anarquía de descontrol y violencia que ya el presidente no controla, porque él es uno de los menos entre los muchos, atrayendo poco respeto y mucha burla con sus desaciertos verbales y desesperaciones públicas. El gobierno revolucionario ha destruido al Estado que empezó el siglo pasado. Tanto mal han hecho que se desmorona la imagen del Estado fuerte y el gobierno revolucionario con guáramo, y los socialistas caen en desasosiego, ya que sin Estado están perdidos como hijos bastardos sin padre que les lleve la compota a la boca.
El socialismo en Venezuela es ahora sinónimo de barbarismo y de aquellos que se empeñan en destruir bajo la mal famada bandera de lo social, porque es con su arrogancia de reivindicadores del desposeído que han engañado y utilizado a los más necesitados. La tragedia de los pueblos ignorantes, que creen siempre depender de la dádiva del Estado, es que son propensos a la esclavitud y al servilismo que el socialismo impone como condición. El socialismo solo ha sido un modelo más para oprimir y violentar al venezolano que todavía no endereza la espalda.
Así, el perfecto venezolano revolucionario es ignorante, ya que, como diría uno de sus héroes desvirtuados, son instrumento ciego de su propia destrucción. Seguirán aplaudiendo los desmanes del crimen organizado estatal pretendiendo llamarlo socialismo, porque bozal de arepa tienen para rato mientras el país se acerca certeramente a su deceso. Ellos son el hombre nuevo, aquél que Hugo Chávez tanto se esforzó en construir y darle a la patria, los que aplauden, los que adulan, los que ríen la desgracia, los que aceptan la miseria, los que venden su libertad. Ellos son el perfecto venezolano revolucionario
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