domingo, 19 de octubre de 2014

Comentarios sobre el Comité de Postulaciones electorales, por @AlbertoZambrano

Introducción: ¿Cómo funciona el Consejo Nacional Electoral?
Para nadie es secreto que la legitimidad del Consejo Nacional Electoral de la República Bolivariana de Venezuela está puesta en entredicho. Y ésta legitimidad es cuestionada por una serie de razones fundamentadas en el hecho de que el árbitro electoral venezolano en vez de actuar como el bonus pater familias para la realización de comicios, se comporta como un ministerio de elecciones que viola el derecho de los ciudadanos venezolanos a tener elecciones auténticas para elegir a quien los represente, ya que sus directivos en los últimos tres lustros han sido conocidos por su parcialidad hacia el partido de gobierno: ejemplos claros de ello son Jorge Rodríguez, Socorro Hernández, Sandra Oblitas, Tania D'Amelio Cardiet, Francisco Carrasquero, Eduardo Semtei, etc.
Si revisamos el articulado de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela encontramos lo siguiente:
Artículo 292: El Poder Electoral se ejerce por el Consejo Nacional Electoral como ente rector; y son organismos subordinados a éste, la Junta Electoral Nacional, la Comisión de Registro Civil y Electoral y la Comisión de Participación Política y Financiamiento, con la organización y el funcionamiento que establezca la ley orgánica respectiva.
Se encarga de la dirección, supervisión y control de todos los actos relativos al desarrollo de los procesos electorales y de referendos, previstos en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Sus funciones son:
Planificar y ejecutar todos los actos relativos a la elección de los cargos de representación popular de los poderes públicos, referendos y otras consultas de su competencia: 
Esto quiere decir que organiza todas las elecciones.
Proponer las circunscripciones electorales  y establecer el número y ubicación de los centros de votación y de mesas electorales.
Tiene la potestad de decidir los circuitos electorales. Son los responsables del Gerrymandering y Malapportionment que genera las distorsiones que nos trajeron las parlamentarias de 2010, en las cuales la oposición con la mayoría de los votos, obtuvo la minoría de los escaños del poder legislativo.
Fijar la fecha de la instalación de las juntas y las mesas electorales
Elaborar la lista de elegibles a cumplir con el servicio electoral.
La elección de los miembros de mesa se hace por un sorteo hecho por computadoras, con observadores a distancia, sin ningún tipo de criterio conocido, la organización ESDATA ha propuesto un sistema de elección de miembros de mesa, pero el CNE a través de la junta nacional electoral ha nombrado a su antojo a los encargados de ser miembros de mesa.
Totalizar, adjudicar y proclamar a los candidatos y candidatas que resulten elegidos o elegidas en elecciones regionales, metropolitanas, municipales y parroquiales cuando las juntas correspondientes no hayan proclamado en el tiempo previsto en la ley.
La totalización, adjudicación, proclamación y entrega de credencial, con base a las actas de escrutinio de los Diputados y Diputadas a la Asamblea Nacional la hacen los órganos correspondientes.
La JNE es presidida actualmente por Tibisay Lucena, (quien tiene el período vencido), y sus miembros integrantes son Socorro Hernandez, y Abdón Hernández (quien es un rector incorporado).
Es un órgano subordinado del Consejo Nacional Electoral y se encarga de la formación, organización, supervisión y actualización del Registro Civil y del Registro Electoral. Esta comisión ha tenido la absoluta responsabilidad de las inconsistencias existentes en el Registro Electoral Permanente, que he expuesto en entregas anteriores.
Esta comisión tiene las siguientes funciones:
Planificar, coordinar, supervisar y controlar el registro civil y electoral, así como conservar los libros, actas y demás documentos concernientes.
La integran tres oficinas:
-La Oficina Nacional de Registro Civil: Trabaja en coordinación con alcaldías, Ministerio de Relaciones Interiores y de Salud para incluir a todos los ciudadanos venezolanos para el disfrute de sus derechos constitucionales.
-La Oficina Nacional de Registro Electoral: Que se encarga de que todos los ciudadanos se inscriban en el Registro Electoral, coordina la elaboración de dicho registro y coordina el registro civil de todas las personas, actualmente, esta oficina es regentada por una empresa cubana, Albet S.A., adscrita a la Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana,En este enlace pueden ver el contrato del régimen con el gobierno cubano Contrato-Tarjetas-firmado_NACFIL20130726_0003
-La Oficina de Supervisión de Registro Civil e Identificación: Vigila que el CNE sea informado sobre la expedición de cédulas y pasaportes, y supervisa y fiscaliza que el proceso de tramitación de documentos de identidad se realicen correctamente, pero esto no ocurre ya que el régimen eliminó la fiscalía de cedulación y de forma sistemática le ha ido quitando la posibilidad a los electores venezolanos el derecho de verificación de su sistema electoral.
Esta comisión es presidida por Sandra Oblitas, Tania D'Amelio Cardiet y Andres Brito (rector incorporado).
Es el órgano subordinado del Consejo Nacional Electoral que promueve la participación ciudadana en los asuntos públicos, procesos electorales, referendos y otras consultas populares. Está encargada de la supervisión de todas las organizaciones políticas con fines electorales, entregar credenciales a observadores nacionales e internacionales, regular la campaña, entre otras.
Controla, regula e investiga los fondos de financiamiento de los partidos políticos y cómo se financian las campañas políticas, trabajo que ha hecho pésimamente ya que no ha reportado la forma grotesca en la cual el partido socialista unido de venezuela usa los fondos del erario público para hacer campaña electoral, no investigó el financiamiento de Wilmer Ruperti a Juan Carlos Caldera, no hay registros de cómo Ricardo Sánchez creó su partido político, o de cómo María Corina Machado formó Vente.
La preside Vicente Díaz y está integrada por Tania D'Amelio Cardiet, y Levy Arron Alter Valero.
¿Que hace el Comité de Postulaciones?
Para entender la controversia que encierran los titulares y medios pseudo opositores y oficiales con respecto al Comité de Postulaciones, volvamos a la normativa constitucional.
Artículo 295: El Comité de Postulaciones Electorales de candidatos o candidatas a integrantes del Consejo Nacional Electoral estará integrado por representantes de los diferentes sectores de la sociedad, de conformidad con lo que establezca la ley.
Artículo 296: El Consejo Nacional Electoral estará integrado por cinco personas no vinculadas a organizaciones con fines políticos; tres de ellos o ellas serán postulados o postuladas por la sociedad civil, uno o una por las facultades de ciencias jurídicas y políticas de las universidades nacionales y uno o una por el Poder Ciudadano. Los o las tres integrantes postulados o postuladas por la sociedad civil tendrán seis suplentes en secuencia ordinal y cada designado o designada por las universidades y el Poder Ciudadano tendrá dos suplentes, respectivamente. La Junta Nacional Electoral, la Comisión de Registro Civil y Electoral y la Comisión de Participación Política y Financiamiento, serán presididas cada una por un o una integrante postulado o postulada por la sociedad civil. Los o las integrantes del Consejo Nacional Electoral durarán siete años en sus funciones y serán elegidos o elegidas por separado: los tres postulados o postuladas por la sociedad civil al inicio de cada período de la Asamblea Nacional, y los otros dos a la mitad del mismo. Los o las integrantes del Consejo Nacional Electoral serán designados o designadas por la Asamblea Nacional con el voto de las dos terceras partes de sus integrantes. Los o las integrantes del Consejo Nacional Electoral escogerán de su seno a su Presidente o Presidenta, de conformidad con la ley. Los o las integrantes del Consejo Nacional Electoral serán removidos o removidas por la Asamblea Nacional, previo pronunciamiento del Tribunal Supremo de Justicia.
Los rectores que tienen el período vencido son Tibisay Lucena (Presidenta CNE, presidenta Junta Nacional Electoral), Sandra Oblitas (Presidenta de Comisión de Registro Civil y Electoral) y Vicente Díaz (Presidente de la Comisión de participación política y financiamiento), sus períodos vencieron el 28 de abril de 2013, así como el de sus respectivos suplentes, y han convocado elecciones. Algo nunca antes visto y de por sí ilegal, ya que tras vencer sus períodos, no están en ejercicio de sus funciones.
El 4 de abril de 2014 se convocó la constitución de la instancia que debe realizar una preselección de los candidatos que deben integrar el CNE, según la Ley Electoral, el comité debe estar integrado por 21 personas, once diputados y diez representantes de la sociedad civil, tras deliberaciones y macollas a las que nos tienen acostumbrados los miembros de la oposición oficial y el partido de gobierno, los diputados fueron los siguientes:
Blanca Eekhout, Orlando Zambrano, Tito Oviedo, Earle Herrera, Rosa León y Hugbel Roa por el oficialismo, y Morel Rodríguez, Nirma Guaruya, Elías Matta, Juan Carlos Caldera, y Bernardo Guerra por la oposición.
- Herick Rannyer Rangel Hernández postulado por el Colectivo Ecosocialista
-Yenniz Enrique Arrieta Chourio, postulado por Red de Organizaciones Afrovenezolanas
-William Roberto García García, postulado por el Consejo Nacional de Estudiantes del Sistema de Educación Socialista
-Zulay Coromoto Delgado, postulado por Frente de Mujeres Luisa Cáceres de Arismendi
-Edith María Silva Alzolar, postulado por la Organización Araña Feminista
-Carlos Díaz postulado, postulado por Consejo Comunal San Antonio
-Carlos Eduardo Agostini Jimenez, postulado por la Asociación Civil Horizonte
-Francisco Armando Bello, postulado por la Fundación Casa Arturo Uslar Pietri
-José María Cadenas González, postulado por la Asociación Civil Asamblea de Educación
-Franklin Isaac Rodríguez, postulado por la Capitanía General Sector Siete Ikabarú
La ley prohibe de forma explícita la militancia política de los rectores y de quienes los eligen. Sin embargo, en una clara apología al derecho colonial, "se acata, pero no se cumple".
Una vez elegidos los miembros del Comité de Postulaciones, la ley electoral les coloca una serie de plazos que duran 2 meses para presentar a los diputados de la Asamblea Nacional la lista de preselección de los que serían los integrantes del Consejo Nacional Electoral.
 ¿Cuál es el cronograma del Comité de Postulaciones?
Una vez instalado el Comité de Postulaciones, la ley electoral le exige a este ente que en los primeros seis días posterior a su instalación deben aprobar su reglamento interno y establecer la metodología mediante la cual evaluarán las credenciales de los candidatos a ocupar los puestos del Consejo Nacional Electoral, y deben publicar en la Gaceta Oficial y en dos diarios de circulación nacional la convocatoria para postular candidatos a ocupar dichos puestos en el CNE.
Luego de publicar la convocatoria, hay un lapso de catorce días para la recepción de las credenciales de los aspirantes a integrar el nuevo CNE.
Para verificar las credenciales de los postulados, el Comité se toma veinte días, y debe publicar en dos diarios de circulación nacional la lista de los postulados, y remitir dicha lista a la Asamblea Nacional.
Existe un plazo de seis días para que la Secretaría del Comité de Postulaciones reciba objeciones sobre la lista de postulados de conformidad al formato que dicho Comité redacte. A su vez; hay un lapso adicional de seis días para que los postulados puedan consignar sus descargos (ser retirados de la lista de postulaciones) o presentar argumentos en contra de quienes objetan su postulación.
Después de este período, Comité de Postulaciones tiene dos días para formar un expediente por postulado que debe contener todos los recaudos y requisitos exigidos por la Ley junto con la lista de los seleccionados a la plenaria de la Asamblea Nacional.
Una vez remitida la lista a la secretaría de la Asamblea Nacional, la plenaria designará a los integrantes del Consejo Nacional Electoral, se requieren 110 votos para elegir a las autoridades electorales.
Comentarios sobre el Comité
La burocracia y retraso deliberado detrás de la selección del comité de postulaciones, la expectativa creada de frente a la falta de consenso y la eventual declaración por parte de la Sala Electoral del TSJ señalando omisión legislativa han ocupado abundante centimetraje de la prensa, sin embargo poco se ha leído al respecto del hecho de que los integrantes de la sociedad civil del Comité de Postulaciones son militantes activos del partido de gobierno PSUV, pese a que la ley prohibe su militancia. A su vez, el activismo político de los opositores es ampliamente conocido, sin embargo, en aras de querer lucir equilibrados, esto se obvia y se señala que los 10 seleccionados, "la cosa quedó 6 a 4", desvirtuando, descontextualizando e incumpliendo la ley, y haciendo ver este hecho como si se tratara de un partido de béisbol. Lamentablemente, los venezolanos se agarran la cosa como un juego y no con la seriedad que esto implica.
A pesar de que el sistema para elegir a los rectores luce democrático ya que implica una participación de la sociedad civil, las universidades, y demás sectores que hacen vida en el país, los rectores se eligen de entre quienes el partido de gobierno decida. Es otra forma perversa de hacerle creer a la sociedad que este sistema electoral es justo, cuando la elección de las autoridades está adornada de trámites burocráticos para que al final sea la mayoría de los diputados chavistas de una Asamblea Nacional electa mediante gerrymandering y malapportionment hace 4 años los que decidan poner de nuevo a  dos rectores afines al gobierno y un "opositor" que actúe como un jarrón chino para así conservar la correlación de fuerzas del ministerio de elecciones de Venezuela.
Por más democrático y consenso que surja de ese comité de postulaciones y que chavistas y opositores se vanaglorien de la elección de un nuevo CNE, así como que el ministro de la oposición diga que la paz de Venezuela pasa por la elección de un nuevo CNE, todo resulta de un acuerdo entre gobierno y oposición para realizar elecciones controladas, en el cual el partido de gobierno siempre retendrá la presidencia y la toma de decisiones transcendentales, al tiempo que la oposición obtendrá de vez en cuando uno que otro cambur, uno que otro cargo, con la condición de que se criminalice la protesta, no se saque a la gente a la calle, y que sumisamente aceptemos el socialismo que pretende arrebatarnos nuestras libertades individuales, al tiempo que los jerarcas opositores gozan de jugosos contratos con el gobierno, o son empleados de los banqueros del régimen o incluso llegan a trabajar para el mismo gobierno.
Para los escépticos que creen que esto es una teoría conspirativa les pido me contesten una serie de preguntas:
¿Cual fue el rol de Ramón José Medina en la Mesa de Unidad Democrática, considerando que éste es empleado del banquero del régimen Victor Vargas?
¿Por que Roberto Picón Herrera y Vicente Bello firmaron un documento del CNE (acta de la traición) en el cual no encontraban objeción a que hubiera más de 1.500.000 electores sin huella en centros de votación en los cuales la observación electoral opositora es prácticamente imposible?
Si no entendemos que en Venezuela existe un problema de diagnóstico, no podemos lograr recuperar la república, y la elección del comité de postulaciones pasará a ser otra pantomima que forma parte de la toma del poder electoral para afianzar una dictadura electoral vía trampa-fraude Smartmatic-CNE.
Hasta una próxima ocasión, si las circunstancias así lo permiten
@AlbertoZambrano


Editorial: Venezuela entra en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas

La noticia que colmó titulares esta semana fue la entrada de Venezuela como miembro no permanente al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas (UNSC) por un período de dos años en representación del Grupo de Latinoamérica y el Caribe (GRULAC).
181 países votaron a favor de que un régimen ilegal, inmoral, injusto, ilegítimo, asesino, y violador de los derechos humanos participe en el foro político más importante del mundo, y fue anunciado por la propaganda chavista con bombos y platillos, haciendo creer que es la primera vez que Venezuela entraba como miembro del UNSC, cuando ya había formado parte de ese cuerpo durante las presidencias de Rómulo Betancourt, Jaime Lusinchi, Rafael Caldera y Carlos Andrés Pérez.

Así como no es la primera vez que Venezuela pasa a ser miembro del consejo, tampoco es la primera vez que una dictadura entra como miembro no permanente, países como Siria y Libia han formado parte de dicho foro.

Durante los años en los cuales Venezuela formó parte del UNSC, participó como mediador en conflictos internacionales, y dejó un legado en la diplomacia internacional de Naciones Unidas que muchos países quisieran tener, nuestro país fue durante muchos años considerado el honest broker, esa persona que es componedora de conflictos, pero no porque le interese sacar una tajada de ese conflicto, sino simplemente para resolverlo. Su único interés de participar es la resolución del conflicto, no obtener una ventaja para sí mismo.
Las crisis de centroamérica fueron resueltas en gran parte por la colaboración de la diplomacia venezolana. La participación de Venezuela en las iniciativas del Grupo de Contadora, del Grupo de Río, del Grupo de Apoyo, etc. fueron las que llevaron a la pacificación de Centroamérica, de hecho, la intervención de Venezuela en el proceso electoral de Nicaragua conllevó a la defenestración de Carlos Andrés Pérez en 1993 y ese hecho hizo que nuestro país perdiera la condición de honest broker.

En los tiempos de la revolución las instituciones internacionales han buscado ser sistemáticamente debilitadas por el lobby chavista, creando instituciones paralelas, como la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe en sustitución de la Organización de Estados Americanos, por ejemplo.

Y al tiempo que el régimen chavista entra al mayor foro político del mundo lo hace ignorando resoluciones de Naciones Unidas que exigen la liberación de Leopoldo López, la libertad de María Lourdes Afiuni, diciendo a través de la Fiscal General que las resoluciones de la ONU no son vinculantes . ¿Sabrá la Fiscal General que los pactos y acuerdos internacionales según la Constitución de 1999 son supraconstitucionales? En estos casos las Naciones Unidas, para regímenes enemigos de la libertad, son instrumentos imperiales que buscan anular su mandato. Pero cuando la FAO anuncia que Venezuela cumple con sus objetivos, es anunciado con bombos y platillos.

Debemos recordar que el puesto en el consejo de seguridad fue una de las fallidas campañas internacionales de Hugo Chávez ya que en el año 2006  (I) hubo una maratónica votación por la vacante del GRULAC, que se disputaban Guatemala y Venezuela, entre regalos de chocolates a delegaciones, ofrecimiento de barriles de petróleo y dólares se llevaron a cabo 48 rondas de votaciones, el capricho del Golpista-Presidente de ocupar ese puesto retrasó discusiones en Naciones Unidas desde el 16 de octubre hasta el 7 de noviembre de 2006 donde finalmente, tras tantas votaciones y deliberaciones, el GRULAC decidió apoyar a Panamá, quien se haría con el asiento del consejo de Seguridad, y no es sino siete años después y con Chávez muerto que el régimen logra llegar al UNSC, bien asesorados por los jefes de la diplomacia cubana, que tienen bastante tiempo moviéndose en escenarios internacionales como ONU. Basta con recordar que en los años 60, Fidel Castro tuvo al mundo al borde de una guerra nuclear en su afán de querer enfrentarse a EEUU en la crisis de los misiles.

La diplomacia chavista en las personas de Roy Chaderton, Hiram Gaviria (hoy diputado opositor), Samuel Moncada, e Ignacio Arcaya Smith (el fantoche de Victor Vargas Irausquin) fueron los responsables de hacer el lobby internacional para que Venezuela estuviera durante casi un lustro buscando apoyo internacional, ofreciendo prebendas a base de petróleo, y dólares a países que han optado por mirar a otro lado cuando en Venezuela la descomposición de todas las instituciones democráticas ha sido progresiva, la compra de votos en la OEA por parte de Venezuela ha llegado a tal extremo que Michelle Bachelet dijo que es inoportuno hablar de perseguidos políticos en Venezuela. ¿Acaso Venezuela miró a otro lado cuando dio asilo a perseguidos políticos chilenos y argentinos durante los mandatos de Augusto Pinochet y Jorge Videla?

La diplomacia venezolana en Naciones Unidas también cuenta ahora con la cara de la Infanta María Gabriela Chávez, quien celebró desde Nueva York ataviada con su nuevo guardarropa comprado con el dinero de los venezolanos en las mejores y más exclusivas tiendas de la 5th avenue, quizá sea la primera vez que la Señorita Chávez trabaje y sepa lo que es tener un sueldo y no ser una mantenida, pero eso es harina de otro costal.

El debilitamiento del Sistema de Naciones Unidas ha sido progresivo, en el Consejo de Seguridad no se debaten desde hace meses los grandes problemas que enfrenta el mundo en materia de seguridad, y la entrada de Venezuela lo que hará es debilitar aun más ese organismo, que ya de por si raya en lo disfuncional, al no actuar con contundencia ante amenazas globales como el terrorismo, en ese particular, Venezuela ha apoyado y dado credenciales a terroristas etarras, financiado y cooperado con bandas narcoterroristas como lo son las FARC y el ELN, y ha establecido nexos con fundamentalistas islámicos, es decir, Venezuela es amiga de las peores causas que amenazan a la humanidad, esperamos desde esta tribuna que los otros miembros del Consejo de Seguridad y los demás actores del Sistema Internacional sepan ponerle freno a la amenaza que representa el régimen venezolano a nivel internacional, ya que las prebendas en petróleo y dólares irán en descenso por el default inminente en el que nuestro país está entrando.

Grupo Cóndor




El perfecto revolucionario venezolano, por @AndresVolpe

“What has always made the state a hell on earth has been precisely that man has tried to make it his heaven”. 
Friedrich Hölderlin

El perfecto venezolano revolucionario es aquel organismo perteneciente a la masa que busca el fortalecimiento del Estado para que en él se centralice la planificación y organización de la sociedad. Quieren a Venezuela como un Estado grande y paternalista que nos diga qué hacer y cómo hacerlo, porque dicen que el Estado es un fin en sí mismo y se intercambia fácilmente el nombre de país por Estado, pero Venezuela no es el verbo de ellos y a ellos no pertenece el derecho de definir nuestros conceptos. El pueblo es pueblo sin importar la formación de instituciones políticas y de cómo son tratadas estas por los políticos que se olvidan de que están a su servicio y a ella todo deben. Venezuela no es socialismo y mucho menos criminal.
Gran desaliento deben sentir los perfectos venezolanos revolucionarios que han visto desaparecer al Estado institucionalizado dándole paso a un Estado criminal que asesina a los otros y a los suyos, dependiendo del caudillito que caiga en desgracia. El Estado de Venezuela ha desaparecido con república y democracia porque a mandarria han impuesto una anarquía de descontrol y violencia que ya el presidente no controla, porque él es uno de los menos entre los muchos, atrayendo poco respeto y mucha burla con sus desaciertos verbales y desesperaciones públicas. El gobierno revolucionario ha destruido al Estado que empezó el siglo pasado. Tanto mal han hecho que se desmorona la imagen del Estado fuerte y el gobierno revolucionario con guáramo, y los socialistas caen en desasosiego, ya que sin Estado están perdidos como hijos bastardos sin padre que les lleve la compota a la boca.
El socialismo en Venezuela es ahora sinónimo de barbarismo y de aquellos que se empeñan en destruir bajo la mal famada bandera de lo social, porque es con su arrogancia de reivindicadores del desposeído que han engañado y utilizado a los más necesitados. La tragedia de los pueblos ignorantes, que creen siempre depender de la dádiva del Estado, es que son propensos a la esclavitud y al servilismo que el socialismo impone como condición. El socialismo solo ha sido un modelo más para oprimir y violentar al venezolano que todavía no endereza la espalda.

Así, el perfecto venezolano revolucionario es ignorante, ya que, como diría uno de sus héroes desvirtuados, son instrumento ciego de su propia destrucción. Seguirán aplaudiendo los desmanes del crimen organizado estatal pretendiendo llamarlo socialismo, porque bozal de arepa tienen para rato mientras el país se acerca certeramente a su deceso. Ellos son el hombre nuevo, aquél que Hugo Chávez tanto se esforzó en construir y darle a la patria, los que aplauden, los que adulan, los que ríen la desgracia, los que aceptan la miseria, los que venden su libertad. Ellos son el perfecto venezolano revolucionario

sábado, 11 de octubre de 2014

Carta de Diego Arria a los Representantes de las Misiones integrantes del GRULAC


 

VENEZUELA

A  los Representantes Permanentes de las Misiones integrantes del GRULAC

Nosotros, Diego ARRIA y Adolfo TAYLHARDAT ex Representantes Permanentes de Venezuela ante las Naciones Unidas, y los últimos representantes de nuestro país ante el Consejo de Seguridad nos permitimos dirigirnos a ustedes con motivo del endoso de la candidatura de Venezuela como miembro no permanente al Consejo de Seguridad  para el periodo 2015-16.

Distinguidos Representantes Permanentes: 

Lo hacemos con el corazón pesado convencidos que tal decisión tiene, como muchos, sino todos ustedes conocen, consecuencias de extraordinaria importancia para la paz y la seguridad internacionales. Y por supuesto  para el propio prestigio del GRULAC en el seno de las Naciones Unidas en el infortunado caso de que esta candidatura reciba el voto favorable de la Asamblea General.

 Si bien es cierto que  los candidaturas que endosa el GRULAC se hacen a titulo individual la condición de representantes de la región compromete tanto al pais endosado como al grupo regional que lo hace posible. Evidentemente el GRULAC está en pleno derecho de tomar esta decisión pero eso no implica de ninguna manera que se pueda desvincular o dejar de responsabilizarse por sus decisiones.

 Distinguidos Representantes Permanentes:

La candidatura de Venezuela no podía presentarse en un peor momento, cuando fuerzas emergentes de la mayor peligrosidad amenazan la paz y la seguridad que tanta unidad necesita para hacerles frente. Precisamente, cuando el Consejo de Seguridad acaba de aprobar una resolución exigiendo a los países aprobar leyes que prohiban viajar al extranjero para unirse a grupos terroristas, o financiar esos esfuerzos,

En este particular es conocido que el régimen venezolano ha proporcionado credenciales y facilidades a individuos pertenecientes a grupos radicales de Oriente Próximo, incluyendo a Hezbolá. Igualmente está bien documentada su cooperación con los grupos narcoterroristas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC).

Esta práctica, sin duda delictiva, es tan alarmante que cinco generales venezolanos han sido incluidos por la Secretaría del Tesoro de Estados Unidos en la Lista kingpin que mantiene para todos aquellos cooperadores del tráfico de armas, de drogas y de lavado de dinero. Dos de estos oficiales son actualmente gobernadores de los Estados de Guárico y Trujillo, y miembros activos del Partido Socialista Unido de Venezuela. (El partido del régimen)

Con todo respeto debemos destacar que no luce responsable que Gobiernos que con toda legitimidad exhiben credenciales democráticas, y que incluso han sufrido bajo el flagelo dictatorial  militar, apoyen a un régimen que durante los últimos 15 años se ha asociado con algunos de los peores y más infames personajes como Sadam Husein, Gadafi, al-Bashir, al-Asad, Ahmadineyad y Mugabe. Violando en muchos casos disposiciones expresas del propio Consejo de Seguridad. Y votando contra decisiones casi unánimes de la Asamblea General.

Distinguidos Representantes Permanentes:

Los Estados no son entes abstractos. Están poblados de gente por lo que  ustedes no deben  ignorar que las  prácticas aplicadas por las brutales dictaduras del pasado latinoamericano han regresado a Venezuela

 No hay enfrentamientos entre derechas o izquierdas, entre o socialismo versus capitalismo como falsamente argumenta el régimen venezolano. Lo que define hoy nuestra tragedia realidad es la política de estado  que viola los derechos humanos de todo aquel que disienta del régimen, y estas violaciones son ejecutadas por miembros de la Fuerza Armada, de la Guardia Nacional y de cuerpos civiles y milicias armadas entrenadas por el régimen.

 La comisión de delitos de lesa humanidad  ha sido denunciada en la Corte Penal Internacional de la Haya. Primero en noviembre de 2011 contra Hugo Chávez quien falleció durante el proceso de investigaciones. En agosto próximo pasado la Alianza Parlamentaria Democrática de América (APDA) integrada por 300 diputados y senadores españoles y de América Latina presentó una denuncia contra Nicolás Maduro por la misma causa: delitos de lesa humanidad.

 Es ampliamente reconocido el colapso de la democracia y del Estado de derecho, del linchamiento como modalidad judicial contra los disidentes, y de la tortura y la persecución como política de Estado debidamente documentadas en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, así como en el Sistema Interamericano de Derechos Humanos, y por grupos de defensa de derechos humanos como Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

En este particular dos casos son muy esclarecedores: el presidente Juan Manuel Santos, de Colombia, en su calidad de ministro de Defensa bajo el presidente Álvaro Uribe, documentó el rol criminal desempeñado por el régimen venezolano con las FARC, y aun a sabiendas de que tal asociación ha causado tanto sufrimiento a su propia gente, decidió dejar este gravísimo delito de lado para apoyar el régimen de Maduro.

Chile, que tanto se benefició de los anteriores Gobiernos democráticos venezolanos que ayudaron a liberar a dirigentes políticos prominentes del partido de la presidenta Bachelet presos por Pinochet, ni se inmuta al respaldar a un régimen igualmente militarizado.

Para concluir queremos recordarles que Venezuela ha pertenecido en cuatro ocasiones al Consejo de Seguridad. La última vez en 1992- 1993, cuando tuvimos el privilegio de ser los aquí firmantes sus representantes. Siempre votada por consenso, como reconocimiento a su acción confiable y responsable dentro de la comunidad internacional, así como por su acción como promotor y defensor activo de los derechos humanos y del derecho internacional.

Afortunadamente, a pesar del respaldo dado por ustedes a Venezuela, la decisión final para elegir a los representantes en el Consejo de Seguridad recae en la Asamblea General que confiamos entienda que esta candidatura del régimen venezolano no responde para nada al interés general de la comunidad internacional. Y que por lo contrario la infame realidad vigente en nuestro pais, junto con la inexistencia de la libertad de expresión, hace de Venezuela el peor y más descalificado candidato para representar a América Latina y el Caribe.

No somos ilusos para creer que ustedes vayan a cambiar su compromiso con el régimen tiránico y militarizado de Venezuela. Pero queremos dejar constancia pública ante sus parlamentos y sociedades en general que este compromiso lo asumieron en pleno conocimiento de la realidad que sufrimos los venezolanos ante la indiferencia colectiva de América Latina y el Caribe al que por tantos años la Venezuela democrática y libre del pasado les ayudó en sus propias causas.

 ¿Qué puede explicar semejante posición de los Gobiernos latinoamericanos y caribeños?  

Nada debería poder  explicarlo.

 Con toda deferencia,

 

Diego E. Arria    Adolfo Taylhardat

Caracas 10 de octubre de 2014

viernes, 10 de octubre de 2014

Fascismo, por Ludwig von Mises

Cuando estalló la guerra en 1914, el partido socialista italiano estaba dividido sobre la política a adoptar.
Un grupo se atenía a los rígidos principios del marxismo. Esta guerra, sostenían, es una guerra de los capitalistas. No es posible que los proletarios se alineen con cualquiera de las partes beligerantes. Los proletarios deben esperar a la gran revolución, la guerra civil de los socialistas unidos contra los explotadores unidos. Debían defender la neutralidad italiana.
El segundo grupo estaba profundamente afectado por el odio tradicional a Austria. En su opinión, la primera tarea de los italianos era liberar a sus camaradas no salvados. Solo entonces llegaría el día de la revolución socialista.
En este conflicto, Benito Mussolini, el hombre más importante en el socialismo italiano, eligió al principio la postura marxista ortodoxa. Nadie podía sobrepasar a Mussolini en celo marxista. Era el intransigente defensor del credo más puro, el inflexible defensor de los derechos de los proletarios explotados, el elocuente profeta del gozo socialista en el provenir. Era un firme enemigo del patriotismo, el nacionalismo, el imperialismo, el gobierno monárquico y todas las creencias religiosas. Cuando Italia inició en 1911 la gran serie de guerra con un ataque a traición a Turquía, Mussolini organizó manifestaciones violentas contra el envío de tropas a Libia. Ahora, en 1914, calificaba a la guerra contra Alemania y Austria como una guerra imperialista. Seguía entonces bajo la influencia dominante de Angelica Balabanoff, la hija de un rico terrateniente ruso. La señorita Balabanoff le había iniciado en las sutilezas del marxismo. A sus ojos, la derrota de los Romanov era más importante que la derrota de los Habsburgo. No tenía ninguna simpatía por las ideas del Risorgimento.
Pero los intelectuales italianos eran ante todo nacionalistas. Como en todos los demás países europeos, la mayoría de los marxistas ansiaban guerras y conquistas. Musolini no estaba dispuesto a perder su popularidad. Lo más odiaba era no estar en el lado de la facción victoriosa. Cambió de opinión y se convirtió en el más fánatico defensor del ataque italiano a Austria. Con ayuda financiera francesa, fundó un nuevo periódico para luchar por la causa de la guerra.
Los antifascistas cusan a Mussolini por esta deserción de las enseñanzas del rígido marxismo. Fue sobornado, dicen, por los franceses. Pero incluso esta gente debería saber que la publicación de un periódico requiere fondos. Ellos mismos no hablan de soborno si un estadounidense rico proporciona a alguien el dinero para la publicación de un periódico de un compañero de viaje o si los fondos fluyen misteriosamente a las empresas editoras comunistas. Es un hecho que Mussolini entro en la escena política mundial como un aliado de las democracias, mientras que Lenin entró en ella como un virtual aliado de la Alemania imperial.
Más que cualquier otro, Mussolini fue fundamental en lograr la entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial. Su propaganda periodística hizo posible que el gobierno declarara la guerra a Austroa. Solo aquella poca gente que piense que la desintegración del Imperio Austro-Húngaro selló la condena de Europa tiene derecho a encontrar un defecto en esta actitud. Solo aquellos italianos que empiecen por entender que el único medio de proteger a las minorías italohablantes en los distritos litorales de Austria contra las mayorías eslavas iba a preservar la integridad del estado austriaco, cuya constitución garantizaba iguales derechos a todos los grupos lingüísticos son libres de acusar a Mussolini. Mussolini fue una de las figuras más despreciables de la historia. Pero sigue siendo cierto que su primera gran acción política sigue teniendo la aprobación de todos sus compatriotas y de la inmensa mayoría de sus detractores extranjeros.
Cuando la guerra llegó a su fin, la popularidad de Mussolini disminuyó. Los comunistas, muy populares por los acontecimientos en Rusia, seguían adelante. Pero la gran aventura comunista, la ocupación de las fábricas en 1920, acabó con un completo fracaso y las masas desalentadas recordaron al antiguo líder del partido socialista. Acudieron en masa al nuevo partido de Mussolini, el fascista. La juventud alababa con turbulento entusiasmo al pretendido sucesor de los césares. Mussolini presumía en años posteriores de haber salvado a Italia del peligro del comunismo. Sus enemigos responden apasionadamente a sus afirmaciones. El comunismo, dicen, ya no era un factor real en Italia cuando Mussolini tomó el poder. La verdad es que la frustración del comunismo acrecentó las filas de los fascistas e hizo posible que destruyeran todos los demás partidos. La abrumadora victoria de los fascistas no fue la causa, sino la consecuencia del fracaso comunista.
El programa de los fascistas, tal y como se escribió en 191, era vehementemente anticapitalista.[1] Los newdealers más radicales e incluso los comunistas pueden estar de acuerdo con él. Cuando los fascistas llegaron al poder, habían olvidado aquellos puntos de su programa que se referían a la libertad de pensamiento y prensa y al derecho de reunión. En este aspecto eran discípulos conscientes de Bujarin y Lenin. Además, tampoco suprimieron, como habían prometido, las grandes empresas industriales y financieras. Italia necesitaba desesperadamente crédito exterior para el desarrollo de sus industrias. El principal problema del fascismo,  en los primeros años de su gobierno, fue ganarse la confianza de los banqueros extranjeros. Habría sido suicida destruir las grandes empresas italianas.
La política económica fascista (al principio) no se diferenciaba esencialmente de las de otras naciones occidentales. Era una política de intervencionismo. Con el paso de los años, se aproximó cada vez más al patrón nazi del socialismo. Cuando Italia, tras las derrota de Francia, entró en la Segunda Guerra Mundial, su economía estaba en buena parte modelada siguiendo el patrón alemán. La principal diferencia era que los fascistas eran menos eficientes e incluso más corruptos que los nazis.
Pero Mussolini no podía permanecer sin una filosofía económica de su propia invención. El fascismo se planteaba como una nueva filosofía, inaudita hasta entonces y desconocida para todas las demás naciones. Afirmaba ser el evangelio que el resucitado espíritu de la antigua Roma traía a los decadentes pueblos democráticos cuyos bárbaros antepasados habían destruido una vez el Imperio Romano. Era al tiempo la consumación del Renacimiento y del Risorgimento, la liberación final del genio latino del yugo de las ideologías extranjeras. Su brillante líder, el incomparable Duce, estaba llamado a encontrar la solución definitiva a los acuciantes problemas de la organización económica de la sociedad y la justicia social.
Del basurero de utopías socialistas descartadas, los intelectuales fascistas rescataron el programa del socialismo gremial. El socialismo gremial fue muy popular entre los socialistas británicos en los últimos años de la Primera Guerra Mundial y los primeros años que siguieron al Armisticio. Era tan impracticable que desapareció muy pronto de la literatura socialista. Ningún estadista serio prestó nunca atención a los planes contradictorios y confusos del socialismo gremial. Estaba casi olvidado cuando los fascistas lo agregaron a una nueva etiqueta y proclamaron pomposamente al corporativismo como la nueva panacea social. La gente dentro y fuera de Italia quedó cautivada. Se escribieron  innumerables libros, panfletos y artículos alabando al stato corporativo. Los gobiernos de Austria y Portugal declararon muy pronto que seguirían los nobles principios del corporativismo. La encíclica papal Quadragesimo Anno (1931) contenía algunos párrafos que podrían interpretarse (no necesariamente) como una aprobación del corporativismo. En Francia sus ideas encontraron muchos defensores elocuentes.
Era mera palabrería. Los fascistas nunca hicieron ningún intento de llevar a cabo el programa corporativista, el autogobierno industrial. Cambiaron el nombre de las cámaras de comercio por consejos corporativos. Llamaron corporazione a las organizaciones obligatorias de los diversos sectores industriales que eran las unidades administrativas para la ejecución del patrón alemán del socialismo que habían adoptado. Pero no hubo nada de autogobierno de las corporazione. El gabinete fascista no toleraba la interferencia de nadie en su control autoritario absoluto de la producción.  Todos los planes para el establecimiento del sistema corporativo quedaron como letra muerta.
El principal problema de Italia es su relativa superpoblación. En esta época de barreras al comercio y la emigración, los italianos están condenados a subsistir permanentemente en un nivel inferior de vida al de los habitantes de los países más favorecidos por la naturaleza. Los fascistas solo veían un medio para arreglar esta desgracia situación: la conquista. Eran demasiado estrechos de mente como para entender que la reparación que recomendaban era falsa y peor que el mal a combatir. Estaban además tan completamente cegados por el engreimiento y la vanagloria que no se dieron cuenta de que sus discursos provocativos eran sencillamente ridículos. Los extranjeros a los que retaban insolente­mente sabían muy bien lo insignificantes que eran las fuerzas militares de Italia.
El fascismo no fue, como presumían sus defensores, un producto original de la mente italiana. Empezó como una escisión en las filas del socialismo marxista, que indudablemente era una doctrina importada. Su programa económico se tomó del socialismo alemán no marxista y su agresividad fue igualmente copiada a alemanes, los Alldeutscher o pangermanos, antecesores de los nazis. Su dirección de los asuntos públicos era una réplica de la dictadura de Lenin. El corporativismo, su muy publicitado adorno ideológico, era de origen británico. El único ingrediente local del fascismo era el estilo teatral de sus desfiles, espectáculos y festivales.
El efímero episodio fascista acabó en sangre, miseria e ignominia. Pero las fuerzas que generaron el fascismo no están muertas. El nacionalismo fanático es una característica común a todos los italianos actuales. Los comunistas sin duda no están dispuestos a renunciar a su principio de opresión dictatorial de todos los disidentes. Tampoco los partidos católicos defienden la libertad de pensamiento, de prensa o de religión. Hay en Italia solo unas pocas personas que comprenden de verdad que el requisito indispensable de la democracia y los derechos del hombre es la libertad económica.

Puede ser que el fascismo resucite bajo una nueva etiqueta y con nuevos lemas y símbolos. Pero si ocurre esto, las consecuencias serían nocivas. Pues el fascismo no es, como proclamaban los fascistas, una “nueva forma de vida”,[2] es más bien una vieja forma de destrucción y muerte.

Que es el dinero?, por Frédéric Bastiat.

Este ensayo de Bastiat fue publicado por primera vez en 1849. 



¡Odioso dinero! ¡Odioso dinero!”, gritaba F…, el economista, con desesperación, mientras salía del Comité de Finanzas, donde se había discutido un proyecto de papel moneda.
“¿Qué pasa?”, dije. “¿Qué significa este repentino disgusto por la más elogiada de todas las divinidades de este mundo?”
F… ¡Odioso dinero! ¡Odioso dinero!
Bastiat Me alarmas. Escucho paz, libertad y vida denigradas y Bruto llegó a decir: “¡Virtud! ¡Solo eres una palabra!” ¿Pero qué puede haber ocurrido?
F. ¡Odioso dinero! ¡Odioso dinero!
B. Ven, ven, hagamos un poco de filosofía. ¿Qué te ha pasado? ¿Te ha afectado Creso? ¿Te la ha jugado Jones? ¿O te ha estado calumniando Smith en la prensa?
F. No tenga nada que ver con Creso; mi persona, por su insignificancia, está a salvo de cualquier invectiva de Smith y respecto de Jones…
B. ¡Ah! Ya lo tengo. ¿Cómo puede estar tan ciego? Tú también eres el inventor de una reorganización social, del sistema F… De hecho, tu sociedad ha de ser mucho más perfecta de que la de Esparta y, por tanto, todo el dinero debe eliminarse de ella. Y lo que te preocupa es cómo convencer a tu pueblo para que se deshaga del contenido de sus bolsas. ¿Qué tendrías? Es la piedra contra la que se estrellan todos los reorganizadores. Cualquiera podría hacer maravillas si pudiera conseguir superar todas las influencias resistentes y si toda la humanidad consintiera en convertirse en blanda cera en sus dedos; pero los hombres están resueltos a no ser blanda cera; oyen, aplauden o rechazan y… continúan como antes.
F. Gracias a Dios que sigo libre de esta manía de moda. En lugar de inventar leyes sociales, estoy estudiando las que la Divina Providencia se ha dignado inventar y me encanta decir que las encuentro admirables en su desarrollo progresivo. Por eso exclamo: “¡Odioso dinero! ¡Odioso dinero!”.
B. ¿Entonces eres un discípulo de Proudhon? Bueno, hay una forma muy sencilla para que te veas satisfecho. Echa tu bolsa al río, reservándote solo una pequeña cantidad en el Banco de Intercambio.
F. Si grito contra e dinero, ¿es probable que deba tolerar su engañoso sustitutivo?
B. Entonces solo me queda una posibilidad. Eres un nuevo Diógenes y vas a convencerme con un discurso sobre el desdén por las riquezas.
F. ¡Dios me libre de eso! Pues las riquezas, no lo ves, no son un poco más o un poco menos dinero. Son el pan del hambriento, las ropas del desnudo, el combustible que te calienta, la petróleo para alargar el día, una carrera abierta para tu hijo, una cierta dote para tu hija, un día de descanso después de la fatiga, un cordial para el desmayo, un poco de ayuda deslizada en la mano de un hombre pobre, un refugio para la tormenta, una distracción para un cerebro agotado de pensar, el incomparable placer de hacer felices a quienes nos son queridos. Las riquezas con educación, independencia, dignidad, confianza, caridad; son progreso y civilización.  Las riquezas son el admirable resultado civilizador de dos agentes admirables, más civilizadores incluso que la misma riqueza: el trabajo y el intercambio.
B. ¡Bueno! ¡Ahora pareces estar cantando las alabanzas de las riquezas cuando, hace un momento, las estaban cargan de imprecaciones!
F. ¿Pero no ves que eso era solo el capricho de un economista? Grito contra el dinero, porque todos lo confunden, como acabas de hacer, con las riquezas, y es esa confusión causa de errores y calamidades sin número. Grito contra él porque no se entiende su función en la sociedad y es muy difícil de explicar. Grito contra él porque confunde todas las ideas, hace que el medio se tome por el fin, el  obstáculo por la causa, el alfa por la omega; porque su presencia en el mundo, aunque sea beneficiosa en sí misma, ha introducido sin embargo una noción fatal, una perversión de los principios, una teoría contradictoria que, en multitud de formas, ha empobrecido a la humanidad y ha inundado la tierra con sangre. Grito contra él porque me siento incapaz de luchar contra el error al que ha dado lugar, sin que sea a través de una larga y aburrida explicación que nadie escucharía. ¡Oh! ¡Si solo encontrara un oyente paciente y que pensara correctamente!
B. Bueno, no debería decirse que por querer una víctima tengas que permanecer en el estado de irritación en el que estamos. Te escucho; habla, enseña, no te limites en modo alguno.
F. ¿Prometes prestar atención?
B. Prometo tener paciencia.
F. No es mucho.
B. Es todo lo que puedo dar. Empieza y explícame primero cómo se encuentra un error en el tema del dinero, si es que lo hay, en la raíz de todos los errores económicos.
F. Bueno, pues ¿es posible que puedas asegurarme conscientemente que nunca hayas confundido riqueza con dinero?
B. No lo sé; pero, después de todo, ¿cuál puede ser la consecuencia de esa confusión?
F. Nada muy importante. Un error en tu cerebro que no tiene ninguna influencia en tus acciones; pues ya ves que, con respecto al trabajo y el intercambio, aunque haya tantas opiniones como cabezas, todos actuamos de la misma manera.
B. Igual que andamos basándonos en el mismo principio, aunque no estemos de acuerdo sobre la teoría del equilibrio y la gravitación.
F. Precisamente. Una persona que es de la opinión de que durante la noche nuestra cabeza y pies intercambian lugares podría escribir buenos libros sobre le tema, pero aún así caminaría igual que todos los demás.
B. Eso creo. Sin embargo pronto sufrirá la sanción por ser demasiado lógica.
F. De la misma manera, un hombre moriría de hambre si, al haber decidido que el dinero es riqueza real, llevara la idea a su extremo. Esa es la razón por la que esta teoría es falsa, pues no hay una verdadera teoría salvo la que resulta de los propios hechos, que se manifiestan en todo momento y en todo lugar.
B. Puedo entender que, en la práctica y bajo la influencia del interés personal, los efectos dañinos de la acción errónea tenderían a corregir un error. Pero si de lo que hablas tiene tan poca influencia, ¿por qué te molesta tanto?
F. Porque cuando un hombre, en lugar de actuar por sí mismo, decide por otros, el interés personal, ese centinela siempre atento y sensato, ya no está presente para gritar. “¡Detente! La responsabilidad está mal atribuida”. Es Pedro el engañado y Juan el que sufre; el falso sistema del legislador se convierte necesariamente en la norma de acción de poblaciones enteras. Y fíjate en la diferencia. Cuando tienes dinero y estás muy hambriento, ¿qué teoría sobre el dinero puede haber, qué haces?
B. Voy a un panadero y compro algo de pan.
F. ¿No tienes problemas en usar tu dinero?
B. El único uso del dinero es comprar lo que se quiere.
F. Y si resulta que el panadero tiene sed, ¿qué hace?
B. Va al bodeguero y compra vino con el dinero que le he dado.
F. ¡Cómo! ¿No teme arruinarse?
B. La verdadera ruina sería no comer o beber.
F. ¿Y todos en el mundo, si son libres, actúan de la misma manera?
B. Sin duda. ¿Harías que murieran de hambre por ahorrar unos peniques?
F. Lejos de eso, que considero que actúan sabiamente, solo quiero que la teoría no sea sino la imagen fiel de esta práctica universal. Pero supón ahora que fueras el legislador, el rey absoluto de un vasto imperio en el que no hubiera minas de oro.
B. Me parece bien.
F. Supongamos también que estás perfectamente convencido de esto: de que la riqueza consiste única y exclusivamente en dinero; ¿a qué conclusión llegarías?
B. Debería concluir que no habría otro medio para enriquecer a mi pueblo o para enriquecerse ellos mismos, que no fuera conseguir dinero de otras naciones.
F. Lo que equivale a decir empobrecerlas. Así que la primera conclusión a la que llegarías sería esta: una nación solo puede ganar cuando otra pierde.
B. Este axioma tiene la autoridad de Bacon y Montaigne.
F. No es menos lamentable por eso, pues implica que el progreso es imposible. Dos naciones, igual que dos hombres, no pueden prosperar codo con codo.
B. Parecería que ese es el resultado de este principio.
F. Y como todos los hombres ambicionan enriquecerse, se esto se deduce que todos desean, según la ley de la Providencia, arruinar a sus congéneres.
B. Eso no es cristianismo, sino economía política.
F. Esa doctrina es detestable. Pero, para continuar, tengo hacer de ti un rey absoluto. No debes conformarte con el razonamiento; debes actuar. No hay límite para tu poder. ¿Cómo tratarías esta doctrina: riqueza es dinero?
B. Trataría de aumentar, incesantemente, entre mi pueblo, la cantidad de dinero.
F. Pero no hay minas en tu reino. ¿Cómo te las arreglarías? ¿Qué harías?
B. No haría nada: simplemente debería prohibir, bajo pena de muerte, que un solo franco salga del país.
F. ¿Y si resulta que tu pueblo está hambriento y es también rico?
B. No importa. En el sistema que estamos discutiendo, permitirles exportar francos sería permitirles que se empobrecieran.
F. Así que, por propia confesión, les obligarías a actuar siguiendo un principio completamente opuesto al aquel que seguirías tú mismo bajo circunstancias similares. ¿Por qué?
B. Porque solo me afecta mi hambre y el hambre de una nación no afecta a los legisladores.
F. Bueno, puedo decirte que tu plan fracasaría y que ninguna superintendencia sería suficientemente vigilante, cuando el pueblo esté hambriento, como para impedir que los francos salgan y el grano entre.
B. Si es así, esta plan erróneo o no, no haría nada; no haría no bien ni ml y por tanto no requiere más consideración.
F. Olvidas que eres un legislador. Un legislador no debe descorazonarse con bagatelas, cuando está experimentando con otros. Si la primera medida no ha tenido éxito, tendrías que adoptar otras para alcanzar tu fin.
B. ¿Qué fin?
F. Debes tener mala memoria. Ese de aumentar, entre tu pueblo, la cantidad de dinero, que se supone que es riqueza real.
B. ¡Ah! Es verdad, perdona. Pero verás, como se dice de la música, con un poco basta y creo que debe decirse esto, todavía con más razón, de la economía política. Debo pensarlo. Pero realmente no sé cómo arreglármelas…
F. Piénsalo bien. Primero te hago observar que tu primer plan resolvía el problema solo negativamente. Impedir que los francos salgan del país es la forma de impedir que disminuya la riqueza, pero no es la manera de aumentarla.
B. ¡Ah! Estoy empezando a ver… el grano que se permite entrar… una idea brillante me sacude… el ardid es ingenioso, los medios infalibles; lo estoy viendo.
F. Soy ahora yo el que debe preguntarte ¿qué?
B. Pues un medio para aumentar la cantidad de dinero.
F. ¿Cómo lo harías, por favor?
B. ¿No es evidente que si la masa de dinero ha de estar aumentando constantemente, la primera condición es que nadie debe tomar de ella?
F. Sin duda.
B. ¿Y también que deben producirse añadidos constantes a ella?
F. Claro.
B. Entonces el problema se resolvería, o negativamente o positivamente; si por un lado impido que el extranjero tome de ella y por el otro le obligo a añadir a ella.
F. Cada vez mejor.
B. Y para esto deben hacer dos leyes sencillas, en las que el dinero ni siquiera hay que mencionarlo. Por la primera, se prohibiría a mis súbditos que compraran nada en el extranjero y, por la segunda, se les obligaría a vender mucho.
F. Un plan bien pensado.
B. ¿Es nuevo? Debe patentar el invento.
F. No necesitas hacerlo; alguien se te ha adelantado. Pero debes tener en cuenta una cosa.
B. ¿Qué es?
F. He hecho de ti un rey absoluto. Entiendo que vas a impedir que tus súbditos compren productos extranjeros. Bastaría con que impidieras que entraran en el país. Treinta o cuarenta mil funcionarios de aduanas bastarían.
B. Sería bastante caro. ¿Pero qué significa esto? El dinero que reciban no irá fuera del país.
F. Es verdad, y es lo bueno de este sistema. Pero para asegurar una venta en el extranjero ¿cómo procederías?
B. La estimularía con recompensas, obtenidas por medio de algunos bonitos impuestos sobre mi pueblo.
F. En ese caso, los exportadores, limitados por la competencia entre ellos, rebajarían los precios en proporción y sería como regalar al extranjero los precios o los impuestos.
B. Aun así, el dinero no saldría del país.
F. Por supuesto. Se sobreentiende. Pero si tu sistema es beneficioso, los gobiernos de otros países lo adoptarían. Harían planes similares al tuyo: tendrán sus funcionarios de aduanas, así que en ellos, igual que en el tuyo, la masa de dinero no puede disminuir.
B. Tendré un ejército y les obligaré a quitar sus barreras.
F. Tendrán un ejército y te obligarán a quitar las tuyas.
B. Armaré navíos, haré conquistas, adquiriré colonias y crearé consumidores para mi pueblo, que se verán obligados a comer nuestro grano y beber nuestro vino.
F. Los demás gobiernos harán lo mismo. Disputarán tus conquistas, tus colonias y tus consumidores; entonces habrá guerra en todas partes y todo será tumulto.
B. Aumentaré mis impuestos y mis funcionarios de aduanas, mi ejército y mi marina.
F. Los demás harán lo mismo.
B. Redoblaré mis esfuerzos.
F. Los demás redoblarán los suyos. Entretanto, no tenemos ninguna prueba de que tengas éxito vendiendo mucho.
B. Eso es bien cierto. Lo normal es que los esfuerzos comerciales se neutralizaran entre sí.
F. Y también los esfuerzos militares. Y, dime, ¿no son estos funcionarios de aduanas, soldados y navíos, estos impuestos opresivos, esta lucha perpetua por un resultado imposible, este permanente estado de guerra abierta o secreta con todo el mundo, no son la consecuencia lógica e inevitable de que los legisladores hayan adoptado una idea que admites que no actúa sobre ningún hombre que sea su propio amo, que “la riqueza es dinero y aumentar la cantidad de dinero es aumentar la riqueza”?
B. Lo reconozco. O el axioma es cierto, y entonces el legislador tendría que actuar como he descrito, aunque la guerra universal sea su consecuencia; o es falso, e en este caso los hombres, al destruirse entre sí, solo se arruinan a sí mismos.
F. Y recuerda que antes de convertirte en rey, este mismo axioma te ha llevado por un proceso lógico a las siguientes máximas: que cunado una gana, otro pierde, y que el beneficio de uno es la pérdida del otro; máximas que implican un antagonismo intratable entre todos los hombres.
B. Es completamente cierto. Ya sea un filósofo o un legislador, si razono o actúo bajo el principio de que el dinero es riqueza, siempre llego a una conclusión o a un resultado: la guerra universal. Es bueno que hayas apuntado las consecuencias antes de empezar una discusión sobre ello; de otra manera, no habría tenido nunca el valor de seguirte hasta el final de tu disertación económica, pues, para ser sincero, no es muy de mi gusto.
F. ¿Qué quieres decir? ¡Estaba precisamente pensando en ello cuando me escuchaste quejándome contra el dinero! Estaba lamentando que mis compatriotas no tuvieran la fortaleza para estudiar lo que es tan importante que deberían conocer.
B. Y aun así las consecuencias son espantosas.
F. ¡Las consecuencias! Hasta ahora solo he mencionado una. Podría haberte contado otras aún peores.
B. ¡Me pones los pelos de punta! ¿Qué otros males puede haber causado a la humanidad esta confusión entre dinero y riqueza?
F. Me llevaría mucho tiempo enumerarlos. Esta doctrina es parte de una familia muy numerosa. La más antigua, el conocimiento que acabamos de tener, se llama el sistema prohibitivo; la siguiente, el sistema colonial; la tercera, el odio al capital; la última y peor, el papel moneda.
B. ¡Qué! ¿Procede el papel moneda del mismo error?
F. Sí, directamente. Cuando los legisladores, después de haber arruinado a los hombres con guerras e impuestos, perseveran en sus ideas, se dicen a sí mismos: “Si el pueblo sufre, es porque no hay dinero suficiente. Debemos crear más”. Y como no es fácil multiplicar los metales preciosos, especialmente cuando los pretendidos recursos de la prohibición se han agotado, añaden: “Crearemos dinero ficticio, nada más fácil y así todo ciudadano tendrá su bolsillo lleno y todos serán ricos”.
B. En realidad, este proceder es más expeditivo que el otro y además no lleva a una guerra en el exterior.
F. No, pero lleva al desastre nacional.
B. Eres un quejica. Date prisa y llega al fondo de la cuestión. Estoy impaciente, por primera vez, por conocer si el dinero (o su señal) es riqueza.
F. Concederás que los hombres no satisfacen inmediatamente sus deseos con francos acuñados o billetes de franco. Si tienen hambre, quieren pan; si están desnudos, ropa; si están enfermos, deben tener remedios; si tienen frío, quieren refugio y combustible; si han de aprender, deben tener libros; si han de viajar, deben tener medios de transporte y así sucesivamente. Las riquezas de un país consisten en la abundancia y adecuada distribución de todas estas cosas. Por tanto puedes percibir y regocijarte ante la falsedad de esta lúgubre máxima de Bacon: “Los que una persona gana, lo pierde necesariamente otra”, una máxima expresada de una manera aún más desalentadora por Montaigne, en estas palabras: “El beneficio de uno es la pérdida de otro”. Cuando Sem, Cam y Jafet dividieron entre ellos las enormes soledades de esta tierra, sin duda podían cada construir, drenar, sembrar, cosechar y obtener mejor alojamiento, comida y ropa, y mejor educación, perfeccionarse y enriquecerse; en resumen, aumentar sus placeres sin causar una necesaria disminución en los correspondientes placeres de sus hermanos. Pasa lo mismo con dos naciones.
B. No cabe duda de que dos naciones, igual que dos hombres, desconectados entre sí, pueden, trabajando más y mejor, prosperar al mismo tiempo, sin dañarse unos a otros. No es esto lo que niegan los axiomas de Montaigne y Bacon. Solo quieren decir que en las transacciones que tienen lugar entre dos naciones o dos hombres, si uno gana, el otro debe perder. Y esto es evidente, ya que el intercambio no añade nada por sí mismo a la masa de cosas útiles de las cuales estás hablando, pues si, después del intercambio, resulta que una de las partes ha ganado algo, la otra, por supuesto, resultará haber perdido algo.
F. Te has formado una idea del intercambio no muy incompleta, sino falsa. Si Sem se encuentra en una llanura fértil en grano, Jafet en una ladera adaptada al cultivo de viñas, Cam en un lugar rico en pastos, la distinción de sus ocupaciones, lejos de dañar a cualquiera de ellos, podría hacer que todos prosperaran más. En realidad debe ser así pues la distribución del trabajo, introducida por el intercambio, tendrá el efecto de aumentar la cantidad de grano, vino y carne que se produzca y que se va a compartir. ¿Cómo puede ser otra manera, si das libertad a estas transacciones? En el momento en que cualquiera de los hermanos pensara que el trabajo en compañía, por decirlo así, fuera una pérdida permanente, comparado con el trabajo en solitario, dejaría de intercambiar. El intercambio trae su reclamación de nuestra gratitud. El hecho de que se lleve a cabo demuestra que es algo bueno.
B. Pero el axioma de Bacon es verdadero en el caso del oro y la plata. Si admitimos que en cierto momento existe en el mundo una cantidad dada, está perfectamente claro que una bolsa no puede llenarse sin que se vacíe otra.
F. Y si el oro se considera riqueza, la conclusión natural es que tienen lugar desplazamientos de fortuna entre hombres, pero no progreso general. Es justo lo que dije al empezar. Si, por el contrario, consideras  a la abundancia de cosas útiles, apropiadas para satisfacer tus deseos y gustos, como verdadera riqueza, verás que es posible la prosperidad simultánea. El dinero solo sirve para facilitar la transmisión de estas cosas útiles de uno a otro, lo que puede hacerse igualmente bien con una onza de un metal raro como el oro, con una libra de un metal más abundante como la plata o con un quintal de un metal aún más abundante como el cobre. Según eso, si un país como Francia tiene a su disposición esa misma cantidad de todas estas cosas útiles, su pueblo será el doble de rico, aunque la cantidad de dinero permanezca igual, pero no sería lo mismo si hubiera el doble de dinero, pues en ese caso la cantidad de cosas útiles no aumentaría.
B. ¿La cuestión a decidir sería si la presencia de una mayor cantidad de francos no tiene el efecto, precisamente, de aumentar la cantidad de cosas útiles?
F. ¿Qué relación puede haber entre estos dos términos? Alimento, ropa, casas, combustible, todo viene de la naturaleza y del trabajo, de un trabajo más o menos hábil ejercitado sobre una naturaleza más o menos generosa.
B. Te olvidas de una gran fuerza, que es el intercambio. Si reconoces que es una fuerza, ya que has admitido que los francos lo facilitan, deben también reconocer que tienen un poder indirecto en la producción.
F. Pero he añadido que una pequeña cantidad de metales raros facilita las transacciones igual que una gran cantidad de metal abundante, de lo que se deduce que un pueblo no se enriquece viéndose obligado a renunciar a cosas útiles para tener más dinero.
B. ¿Así que en tu opinión los tesoros descubiertos en California no aumentarán la riqueza del mundo?
F. No creo que, en conjunto, añadan mucho a los placeres, a las satisfacciones reales de la humanidad. Si el oro de California simplemente reemplaza en el mundo lo que se ha perdido y destruido, puede tener su utilidad. Si aumenta la cantidad de dinero, lo depreciará. Los mineros de oro serán más ricos de lo que habrían sido sin él. Pero quienes posean el oro en el momento de su depreciación obtendrán una gratificación menor por la misma cantidad. No puedo considerar a esto como un aumento, sino una reubicación de las verdaderas riquezas, como las he definido.
B. Todo eso es muy posible. Pero no me convencerás fácilmente de que no soy más rico (en igualdad de condiciones) si tengo dos francos que si tuviera solo uno.
F. No lo niego.
B. Y lo que es verdad para mí, lo es para mi vecino y el vecino de mi vecino y así sucesivamente, de uno a otro, en todo el país. Por tanto si todo ciudadano de Francia tiene más francos, Francia debe ser más rica.
F. Aquí cometes el error común de concluir que lo que afecta a uno afecta a todos y confundes así el interés individual con el general.
B. Bueno, ¿qué puede ser más concluyentes? Lo que es verdad para uno debe serlo para todos. ¿Qué somos todos, salvo una serie de individuos? También podrías decirme que todo francés crecería repentinamente una pulgada sin que aumentara la altura media de todos los franceses.
F. Tu razonamiento es aparentemente sólido, lo reconozco, y por eso el engaño que oculta es tan común. Sin embargo, examinémoslo un poco. Diez personas están jugando. Para hacerlo más sencillo, habían adoptado el plan de que cada uno tomara diez fichas y por ellas cada uno pusiera 100 francos bajo una palmatoria, de forma que cada ficha valiera 10 francos. Después del juego se ajustarían las ganancias y los jugadores tomarán de debajo de la palmatoria tantos francos como representara el número de fichas. Visto esto, uno de ellos, quizá un gran aritmético, pero un razonador indiferente, diría: “Caballeros, la experiencia invariablemente me enseña que, al final del juego, gano en proporción al número de fichas. ¿No habéis observado lo mismo respecto de vosotros? Así que lo que es verdad para mí debe ser verdad para cada uno de vosotros y lo que es verdad para cada uno debe ser verdad para todos. Por tanto todos deberíamos ganar más al final del juego si tuviéramos más fichas. Así que no puede ser más fácil; solo tenemos que distribuir el doble de fichas”. Se hace esto, pero cuando el juego acaba y se empiezan a ajustar las ganancias, se descubre que el dinero bajo la palmatoria no se ha multiplicado milagrosamente, según las expectativas generales. Tienen que dividir proporcionalmente y el único resultado obtenido (bastante quimérico) ha sido este: cada uno tiene, es verdad, el doble de fichas, pero cada ficha, en lugar de valer diez francos solo vale cinco. Así que se demuestra que lo que es verdad para cada uno no siempre es verdad para todos.
B. Ya veo; estás suponiendo un aumento general en las fichas, sin un correspondiente aumento en la suma puesta debajo de la palmatoria.
F. Y tú estás suponiendo un aumento general de francos, sin un correspondiente aumento en cosas, cuyo intercambio facilitan esos francos.
B. ¿Comparas los francos con fichas?
F. Desde cualquier otro punto de vista, indudablemente no; pero en el caso que me planteas y contra el que tengo que argumentar, sí. Piensa en una cosa. Para que haya un aumento general de francos en un país, este país debe tener minas o su comercio debe ser tal como para dar cosas útiles a cambio de dinero. Aparte de estas dos circunstancias, es imposible un aumento universal con que solo los francos cambien de manos; y en este caso, aunque pueda ser muy real para cada uno, no podemos llegar a la conclusión a la que llegaste ahora, porque un franco más en una bolsa implica necesariamente un franco menos en otra. Es lo mismo que tu comparación de la altura media. Si cada uno de nosotros creciera solo a costa de otros, sería muy cierto que cada uno, tomado individualmente, sería un hombre más alto si tuviera la oportunidad, pero esto nunca sería verdad para el total tomado colectivamente.
B. Así sea: pero, en los dos supuestos que has realizado, el aumento es real y debes reconocer que tengo razón.
F. Hasta cierto punto, el oro y la plata tienen valor. Para conseguir este valor, lo hombres consienten en dar a otros cosas útiles que también tienen valor. Por tanto, cuando hay minas en un país, si dicho país obtiene de ellas el suficiente oro como para comprar algo útil del exterior (por ejemplo, una locomotora) se enriquece con los placeres que pueda producir una locomotora, exactamente como si la máquina se hubiera fabricado en casa. La pregunta es qué pasa si gasta más esfuerzo en lo primero que en lo segundo. Pues si no exporta este oro, se depreciaría y ocurriría algo peor de lo que ocurre a veces en California y en Australia, pues allí, al menos, los metales preciosos se usan para comprar cosas útiles fabricadas en otro lugar. Sin embargo, sigue habiendo el peligro de que puedas morir de hambre sobre montañas de oro, como pasaría si una ley prohibiera la exportación de oro. Respecto del segundo supuesto (el del oro que obtenemos por el comercio) es una ventaja o lo contrario, según el país tenga más o menos necesidad de este, comparado con sus deseos de cosas útiles a las que debe renunciar para obtenerlo. Esto no lo juzga la ley, sino los que se ven afectados, pues si la ley debe acatar este principio, que el oro es preferible a las cosas útiles, cualquiera que sea su valor, y si debe actuar efectivamente en este sentido, tendería a poner a todo país que adopte la ley en la curiosa posición de tener una gran cantidad de efectivo y nada que comprar. Es el mismísimo sistema que representaba Midas, que convertía en oro todo lo que tocaba y estaba por tanto en peligro de morir de hambre.
B. El oro que se importa implica que se exporta algo útil y en este sentido hay una satisfacción que sale del país. ¿Pero no hay un beneficio correspondiente? ¿Y no será este oro la fuente de una serie de nuevas satisfacciones, al circular de mano en mano y estimular el trabajo y la industria, hasta que posteriormente abandone a su vez el país y produzca la importación de algo útil?
F. Acabas de llegar al centro de la cuestión. ¿Es verdad que un franco es el principal que causa la producción de todos los objetos cuyo intercambio facilita? Está claro que una pieza de oro o plata acuñados estampados como un franco solo vale un franco, pero se nos hace creer que esta valor tiene una característica peculiar: que no se consume como otras cosas, o que se consume muy gradualmente; que se renueva, por decirlo así, a cada transacción y que, por fin, este franco en concreto ha valido un franco tantas veces como ha completado transacciones, que vale por sí mismo todas las cosas por las que se ha intercambiado sucesivamente; y esto se cree porque se supone que sin este franco estas cosas nunca se habrían producido. Se dice que el zapatero habría vendido menos zapatos y consiguientemente habría comprado menos al carnicero; el carnicero hubiera ido menos a menudo al tendero, el tendero al doctor, el doctor al abogado y así sucesivamente.
B. Nadie puede discutir eso.
F. Así que es el momento de analizar la verdadera función del dinero, independientemente de minas e importaciones. Tienes un franco. ¿Qué implica esto en tus manos? Es, por decirlo así, el testigo y prueba de que has realizado, en un momento u otro, algún trabajo que, en lugar de resultarte ventajoso, has realizado para la sociedad representada por tu cliente (empresario o deudor). Esta moneda atestigua que has realizado un servicio a la sociedad y además muestra el valor del mismo. Además, es testimonio de que aún no has obtenido de la sociedad un servicio real equivalente, al que tienes derecho. Para estar en disposición de ejercitar este derecho, en el momento y manera que te plazca, la sociedad, representada por tu cliente, te ha dado un reconocimiento, un derecho, un privilegio de la república, una ficha, un título al equivalente a un franco en propiedad de hecho, que solo difiere de los títulos ejecutivos en que muestra su valor en sí mismo y si eres capaz de leer con los ojos de tu mente las inscripciones estampadas en ella descifrarás claramente estas palabras: “Pagar al portador un servicio equivalente al que ha prestado a la sociedad, siendo el valor recibido mostrado, probado y medido por lo que yo represento”. Ahora, dame tu franco. Mi derecho a él, o es gratuito o es un derecho. Si me lo das como pago por un servicio, el resultado es el siguiente: tu cuenta con la sociedad por satisfacciones reales se enumera, equilibra y cierra. Le habías prestado un servicio por un franco, ahora devuelves el franco por un servicio; en lo que a ti respecta, estás en paz. Para mí, estoy ahora en la posición en la que tú estabas antes. Soy yo quien ahora he adelantado a la sociedad el servicio que acabo de prestar a tu persona. Me he convertido en acreedor por el valor del trabajo que he realizado para ti y que podría haber dedicado a mí mismo. Así que está en a mi quien debería pasar el derecho de este crédito (la prueba de esta deuda social). No puedes decir que soy más rico: si tengo derecho a recibir, es porque he dado. Menos puedes decir que la sociedad es un franco más rica porque uno de sus miembros tenga un franco más y otro un franco menos. Pues si me dejas llevarme gratis este franco, es seguro que yo seré un franco más rico, pero tú serás más pobre por ello y la fortuna social, tomada en masa, no habrá cambiado, porque, como ya he dicho, esta fortuna consiste en servicios reales, en satisfacciones efectivas, en cosas útiles. Eras un acreedor de la sociedad; me hiciste un sustituto de tus derechos y eso significa poco para la sociedad, que debe un servicio, pagando la deuda o a ti o a mí. Esto desaparece tan pronto como se paga al portador del derecho.
B. Pero si todos tuviéramos una gran cantidad de francos, deberíamos obtener de la sociedad muchos servicios. ¿No sería eso muy deseable?
F. Olvidas que en el proceso que he descrito, y que es un retrato de la realidad, solo obtenemos servicios de la sociedad porque le hemos prestado algunos. Quien hable de un servicio, habla al mismo tiempo de un servicio recibido y devuelto, pues estos dos términos se implican uno a otro, de modo que uno debe estar siempre compensado por el otro. Es imposible para la sociedad prestar más servicios que los que recibe y creer lo contrario es la quimera que se busca por medio de la multiplicación de monedas, el papel moneda, etc.
B. Todo eso parece muy razonable en la teoría, pero en la práctica no puedo dejar de pensar, cuando veo cómo funcionan las cosas, que si por alguna afortunada circunstancia el número de francos pudiera multiplicarse de tal manera que cada uno de nosotros pudiera ver duplicada su pequeña propiedad, deberíamos estar todos más cómodos, todos haríamos más compras y el comercio recibiría un poderoso estímulo.
F. ¡Más compras! ¿Y qué compraríamos? Sin duda artículos útiles, cosas para procurarnos una gratificación sustancial, como comida, ropa, casas, libros, cuadros. Deberías por tanto empezar demostrando que todas estas cosas se crean por sí mismas, debes suponer que los lingotes de oro fundidos en la casa de la moneda han caído de la luna o que las imprentas pueden ponerse en marcha en el Departamento del Tesoro, pues no puedes pensar razonablemente que si la cantidad de grano, ropa, barcos, sombreros y zapatos sigue siendo la misma, la porción de cada uno pueda ser mayor porque todos vayamos al mercado con una mayor cantidad de dinero real o ficticio. Recuerda a los jugadores. En el orden social las cosas útiles son lo que los jugadores ponen debajo de la palmatoria y los francos que van de mano en mano son las fichas. Si multiplicas los francos sin multiplicar las cosas útiles, el único resultado será que harán falta más francos para cada intercambio, igual que los jugadores requerían más fichas para cada depósito. Tienes una prueba de esto en lo que pasa con el oro, la plata y el cobre. ¿Por qué el mismo intercambio requiere más cobre que plata, más plata que oro? ¿No es porque estos metales están distribuidos en diferentes proporciones en el mundo? ¿Qué razón hay para suponer que si el oro se hiciera repentinamente tan abundante como la plata, no requeriría tanto de una como de otro para comprar una casa?
B. Puede que tengas razón, pero preferiría equivocarme. En medio de los sufrimientos  que nos rodean, tan perturbadores por sí mismos y tan peligrosos en sus consecuencias, he encontrado algo de consuelo en pensar que había un método sencillo de hacer felices a todos los miembros de la comunidad.
F. Aunque oro y plata fueran verdaderas riquezas, no sería sencillo aumentar su cantidad en un país en el que no hay minas.
B. No, pero es fácil sustituirlos por alguna otra cosa. Coincido contigo en que oro y plata solo pueden prestar unos pocos servicios, salvo como meros medios de intercambio. Pasa lo mismo con el papel moneda, los billetes de banco, etc. Luego si todos tenemos abundancia de esto último, que es tan fácil de crear, todos podríamos comprar mucho y no faltarnos de nada. Tu cruel teoría disipa esperanzas, ilusiones si quieres, cuyo principio es con seguridad muy filantrópico.
F. Si como todos los demás sueños estériles creados para promover la felicidad universal. La extrema facilidad de los medios que recomiendas es bastante para exponer su vacuidad. ¿Crees que si fuera simplemente necesario imprimir billetes de banco para satisfacer todos nuestros deseos y nuestros gustos, la humanidad se hubiera contentado hasta ahora sin recurrir a este plan? Coincido contigo en que el descubrimiento es tentador. Eliminaría inmediatamente del mundo, no solo el saqueo, en sus formas diversas y deplorables, sino incluso el propio trabajo, salvo la Oficina Nacional de Imprenta. Pero aún tenemos que saber cómo los billetes de colores van a comprar casas que nadie habría construido; grano, que nadie habría cultivado; textiles, que nadie se habría tomado la molestia de tejer.
B. Hay una cosa que me sorprende en tu argumento. Tú mismo dices que si no hay ganancia en ningún caso hay tampoco pérdida al multiplicar el instrumento de intercambio, como se ve en el ejemplo de los jugadores, que no se ven en absoluto afectados por un engaño muy evidente. ¿Por qué rechazar entonces la piedra filosofal que nos enseñaría el secreto de cambiar la base material por oro, o, lo que es lo mismo, convertir papel en moneda? ¿Estás tan ciegamente encadenado a la lógica que rechazarías probar un experimento en el que no puede haber riesgo? Si te equivocas, estás privando a la nación de una ventaja inmensa, como creen tus numerosos adversarios. Si el error es suyo, no puede producir ningún daño, como has dicho tú mismo, más allá de la quiebra de una esperanza.  La medida, excelente en mi opinión, en la tuya es únicamente negativa. Probémosla entonces, ya que lo peor que puede pasar no es que se produzca un mal, sino que no se materialice un bien.
F. En primer lugar, el fracaso de una esperanza es una muy gran desgracia para cualquiera. También es muy indeseable que el gobierno deba anunciar la abolición de varios impuestos confiando en un recurso que debe fracasar inevitablemente. Sin embargo tu comentario merecería alguna consideración, si después de la emisión de papel moneda y su depreciación, el equilibrio de valores fuera a tener lugar instantánea y simultáneamente en todo y en todas partes del país. Las medidas tenderían, como en mi ejemplo de los jugadores, a una mistificación universal con respecto a la cual, lo mejor que podría hacerse es mirarse entre sí y reír. Pero las cosas no funcionan así. El experimento se ha realizado y cada vez que un gobierno (sea un rey o un congreso) ha alterado el dinero…
B. ¿Quién habla de alterar el dinero?
F. Bueno, obligar a la gente a aceptar en pago pedazos de papel que se han bautizado oficialmente como francos u obligarlos a recibir, como si pesara un onza, un pieza de plata que pesa solo media onza, pero a la que se ha calificado oficialmente como un franco, es la misma cosa, si no peor; y todo el razonamiento que pueda hacerse a favor del papel moneda se ha hecho a favor del dinero legal falsamente acuñado. Indudablemente, viéndolo como acabas de hacerlo y pareces estar haciendo aún, si se cree que multiplicar los instrumentos de intercambio es multiplicar los mismos intercambios así como las cosas intercambiadas, podría pensarse muy razonablemente que el medio más sencillo sería dividir mecánicamente el franco acuñado y hacer que la ley dé a la mitad el nombre y valor del todo. Bueno, en ambos casos la depreciación es inevitable. Ceo que te he dicho la causa. Debo asimismo informarte de que esta depreciación, que con el papel podría continuar hasta que llegara a la nada, se efectúa creando idiotas continuamente y, de entre estos, la gente pobre, las personas simples, los trabajadores y los granjeros son los principales.
B. Ya veo, pero espera un poco. Esta dosis de economía política es bastante fuerte como para tomarla de golpe.
F. Así sea. Así que estábamos de acuerdo, en este punto: que la riqueza es la masa de cosas útiles que producimos mediante trabajo o, mejor aún, el resultado de todos los esfuerzos que hacemos para la satisfacción de nuestros deseos y gustos. Estas cosas útiles se intercambian entre sí de acuerdo con la conveniencia de aquellos a quienes pertenecen. Hay dos formas en estas transacciones; a una se la llama trueque: en este caso se presta un servicio a cambio de recibir inmediatamente un servicio equivalente. En esta forma, las transacciones serían extremadamente limitadas. Para que puedan multiplicarse y realizarse independientemente del tiempo y el espacio entre personas desconocidas entre sí y en fracciones infinitas, ha sido necesario un agente intermedio: esto es el dinero. Permite el intercambio, que no es sino un negocio complejo. Es lo que ha de notarse y entenderse. El intercambio se descompone en dos negocios, en dos departamentos, venta y compra, cuya unión es necesaria para completarse. Vendes un servicio y recibes un franco; luego, con este franco, compras un servicio. Solo entonces se completa el negocio; nunca hasta que tu esfuerzo se ha visto seguido por una satisfacción real. Evidentemente solo trabajas para satisfacer los deseos de otros, para que otros puedan trabajar para satisfacer las tuyas. Solo mientras tengas el franco que te han dado por tu trabajo, tendrás derecho a reclamar el trabajo de otra persona. Cuando lo hayas hecho, la evolución económica se habrá completado en lo que a ti respecta, ya que solo entonces habrás obtenido, con una satisfacción real, la verdadera recompensa a tus tribulaciones. La idea de un negocio implica un servicio prestado y un servicio recibido. ¿Por qué no debería ser lo mismo en el intercambio, que es simplemente un negocio en dos partes? Y aquí hay que hacer dos observaciones. Primera: Es una circunstancia muy poco importante si hay mucho o poco dinero en el mundo. Si hay mucho, se requiere mucho; si hay poco, se quiere poco para cada transacción: eso es todo. La segunda observación es esta: como se ve que el dinero siempre reaparece en todo intercambio, ha llegado a considerarse como la señal y medida de las cosas intercambiadas.
B. ¿Seguirás negando que el dinero es la señal de las cosas útiles de las que hablas?
F. Un luis de oro no es más señal que un barril de harina, que un barril de harina es señal de un luis de oro.
B. ¿Qué daño hay en considerar al dinero como señal de riqueza?
F. El problema es este: lleva a la idea de que solo tenemos que aumentar la señal para aumentar las cosas señaladas y corremos el peligro de adoptar todas las falsas medidas que tomaste cuando te hice rey absoluto. Deberíamos ir más allá. Igual que vemos en el dinero la señal de la riqueza, también vemos en el papel moneda la señal del dinero y por tanto concluimos que hay un método muy sencillo y simple de procurar a todos los placeres de la fortuna.
B. ¿Pero no llegarás a discutir que el dinero es la medida de los valores?
F. Sí, sin duda llegaría a ello, pues es ahí precisamente donde está la ilusión. Se ha convertido en costumbre referirse al valor de todo con respecto al dinero. Se dice que vale 5, 10 o 20 francos, como decimos que pesa 5,10 o 20 granos; que mide 5, 10 o 20 varas; que este terreno contiene 5, 10 o 20 acres y por tanto se ha concluido que el dinero es la medida del valor.
B. Bueno, parece como si fuera así.
F. Sí, lo parece y de esta apariencia me quejo, y no de la realidad. Una medida de longitud, tamaño, superficie, es una cantidad acordada e inamovible. No pasa esto con el valor del oro y la plata. Este varía tanto como el del grano, el vino, la ropa o el trabajo y por las mismas razones, pues tiene el mismo origen y obedece a las mismas leyes. El oro se pone a nuestro alcance, igual que el hierro, por el trabajo de los mineros, las inversiones de los capitalistas y la combinación de mercaderes y marinos. Cuesta más o menos, de acuerdo con lo que cueste su producción, de acuerdo con si hay mucho o poco en el mercado y si se solicita mucho o poco; en una palabra, soporta las fluctuaciones de los demás productos humanos. Pero una circunstancia es singular y da lugar a muchos errores. Cuando varía el valor del dinero, la variación se atribuye por lenguaje a los demás productos por los que se intercambia. Así, supongamos que todas las circunstancias relativas al oro siguen igual y que se ha perdido la cosecha de trigo. El precio del trigo aumentará. Se diría: “El barril de harina que valía cinco francos ahora vale ocho” y esto sería correcto, pues el valor de la harina ha cambiado y el lenguaje se acuerda con el hecho. Pero invirtamos la suposición: supongamos que todas las circunstancias relativas a la harina permanecen igual y que ha desaparecido la mitad del oro existente; esta vez es el precio del oro el que aumentará. Parecería que tendríamos que decir: “Este luis de oro que valía 10 francos ahora vale 20”. ¿Sabes cómo se expresa esto? Como si los demás objetos de comparación hubieran caído en precio, se dice: “La harina que antes valía diez francos ahora solo vale cinco”.
B. Todo acaba siendo lo mismo.
F. Sin duda, pero solo piensa en las perturbaciones, que engaños se producen en los intercambios cuando varía el valor del medio sin darse cuenta de ello por un cambio de nombre. Moneda o billetes se emiten mostrando la inscripción de cinco francos y que llevarán esa inscripción en cualquier depreciación subsiguiente. El valor se reducirá a un cuarto, un medio, pero seguirán llamándose monedas o billetes de cinco francos. Las personas listas se cuidarán de no entregar sus bienes salvo por más billetes (en otras palabras, pedirán diez francos por lo que antes vendían por solo cinco), pero se engañará a los simples. Deben pasar muchos años antes de que todos los valores encuentren su nivel apropiado. Bajo la influencia de la ignorancia y la costumbre, la paga diaria de un labrador seguirá siendo por mucho tiempo un franco, mientras que el precio de venta de todos los artículos de consumo a su alrededor estará aumentando. Se hundirá en la miseria sin ser capaz de descubrir la causa. En resumen, como quieres que termine, debo pedirte, antes de que no separemos, que fijes toda tu atención en este punto esencial: Una vez se pone en circulación moneda falsa (bajo cualquier forma que tome), se producirá una depreciación, que se manifestará en el aumento universal de todo lo que puede venderse. Pero este aumento en los precios no es instantáneo e igual para todo. Hombres agudos, intermediarios y hombres de negocios no los sufrirán, pues su negocio es fijarse en las fluctuaciones de precios, observar la causa e incluso especular sobre ella. Pero los pequeños comerciantes, trabajadores del campo y trabajadores en general soportarán todo el peso. El hombre rico no es más rico por ello, pero el hombre pobre se hace más pobre por ello. Por tanto, cosas como esta tienen el efecto de aumentar la distancia que separa riqueza de pobreza, de paralizar las tendencias sociales que están constantemente llevando a los hombres al mismo nivel y harán falta siglos para que las clases que sufren recuperen el terreno que han perdido en su evolución hacia la igualdad de condición.
B. Bueno, me tengo que ir. Meditaré sobre la lección que me has dado.
F. ¿Has acabado tu disertación? En cuanto a mí, apenas he empezado la mía. Aún no había hablado del odio popular al capital, del crédito gratuito (préstamos sin interés), una idea desafortunada, un deplorable error, que deriva de la misma fuente.
B. ¡Qué! ¿Esta espantosa conmoción del populacho contra los capitalistas deriva de que el dinero se confunda con la riqueza?
F. Es el resultado de diferentes causas. Por desgracia, ciertos capitalistas se han arrogado monopolios y privilegios que son bastantes como para justificar este sentimiento. Pero cuando los teóricos de la democracia han querido justificarla, sistematizarla y darle la apariencia de una opinión razonable y ponerla en contra de la misma naturaleza del capital han tenido que recurrir esa falsa economía política en cuya raíz siempre se encuentra la misma confusión. Han dicho a la gente: “Tomad un franco; ponedlo bajo un vaso; olvidadlo un año; luego id a buscarlo y os convenceréis de que no ha producido diez centavos, ni cinco centavos, ni ninguna fracción de un centavo. Por tanto, el dinero no produce intereses”. Luego, sustituyendo la palabra dinero su pretendida señal, el capital han hecho que se produzca por su lógica esta modificación: “Luego el capital no produce interés”. Luego deducen esta serie de consecuencias: “por tanto quien presta capital no tendría que obtener nada de él; por tanto quien te preste capital, si gana algo con ellos, te está robando; por tanto todos los capitalistas son ladrones; por tanto, la riqueza, que tendría que darse gratuitamente a quienes la tomen prestada, pertenece en realidad a aquellos a los que no les pertenece; por tanto no existe la propiedad, por tanto todo pertenece a todos; por tanto…”
B. Esto es muy serio; más porque el silogismo esté tan admirablemente formado. Me gustaría mucho aprender sobre el tema. ¡Pero, ay! Ya no puedo prestar atención. Hay tal confusión en mi cabeza de palabras como moneda, dinero, servicios, capital, interés, que realmente apenas sé dónde estoy. Si te parece, continuaremos la conversación otro día.
F. Entretanto, he aquí una pequeña obra titulada Capital y renta. Tal vez pueda resolver algunas de tus dudas. Léela cuando quieras un poco de diversión.
B. ¿Para divertirme?
F. ¿Quién sabe? Un clavo saca a otro clavo; una cosa aburrida saca a otra.
B. Todavía no estoy convencido de que tus opiniones sobre dinero y economía política en general sean correctas. Pero de tu conversación, esto es lo que he entendido: Que estas cuestiones son de la máxima importancia, pues la paz o la guerra, el orden o la anarquía, la unión o el antagonismo de los ciudadanos, están enraizados en la respuesta a ellas. ¿Cómo es que en Francia y la mayoría de los países que se consideran como altamente civilizados, una ciencia que nos toca a todos tan de cerca y cuya difusión tiene una influencia tan decisiva sobre el destino de la humanidad, es tan poco conocida? ¿Es que el estado no la enseña lo suficiente?
F. No exactamente. Pues, sin saberlo, el estado se aplica a cargar los cerebros de todos con prejuicios y el corazón de todos con sentimientos favorables al espíritu de desorden, guerra y odio, de forma que, cuando se presenta una doctrina de orden, paz y respeto, es inútil que tenga la claridad y la verdad de su lado: no puede conseguir que se admita.
B. Decididamente eres un quejica espantoso. ¿Qué interés puede tener el estado en mistificar los intelectos de la gente a favor de revoluciones y guerras civiles y extranjeras? Debe sin duda haber una gran cantidad de exageración en lo que dices.
F. Piénsalo. En el periodo en que nuestras facultades intelectuales empiezan a desarrollarse, en la edad en que las impresiones son más vívidas, cuando los hábitos mentales se forman con la mayor facilidad, cuando podríamos mirar a la sociedad y entenderla, en una palabra, tan pronto como tenemos siete u ocho años de edad, ¿qué hace el estado? Nos pone una venda sobre nuestros ojos, nos lleva amablemente al medio del círculo social que nos rodea para lanzarnos, con nuestras facultades susceptibles, nuestros corazones impresionables, en medio de la sociedad romana. No mantiene allí al menos durante diez años, lo suficiente como para dejar una impresión indeleble en el cerebro. Observa ahora que la sociedad romana se opone directamente a lo que tendría que ser nuestra sociedad. Ellos vivían de la guerra; nosotros tendríamos que odiar la guerra; ellos odiaban el trabajo; nosotros tendríamos que vivir del trabajo. Allí los medios de subsistencia se basaban en la esclavitud y el saqueo; aquí deberían proceder de la libre industria. La sociedad romana estaba organizada en consecuencia con este principio. Necesariamente admiraba lo que la hizo próspera. Consideraban como virtud lo que hoy consideramos vicios. Sus poetas e historiadores tenían que exaltar lo que nosotros tendríamos de desdeñar. Las mismas palabras libertad, orden, justicia, pueblo, honor, influencia, etc. no podrían tener el mismo significado en Roma del que tiene, o tendrían que tener, en París. ¿Cómo puedes esperar que todos estos jóvenes que han estado en universidades o escuelas conventuales con Livio y Quinto Curcio para su catecismo, no entiendan la libertad como los Gracos, la virtud como Catón, el patriotismo como César? ¿Cómo puedes esperar que no sean facciosos y belicistas? ¿Cómo puedes esperar que se tomen el más mínimo interés por el mecanismo de nuestro orden social? ¿Crees que su mentes se han preparado para entenderlo? ¿No ves que para hacerlo deben librarse de sus impresiones actuales y recibir otras completamente opuestas?
B. ¿Qué concluyes de eso?

F. Te lo diré. La necesidad más urgente no es lo que el estado deba enseñar, sino que deba permitir educar. Todos los monopolios son detestables, pero el peor de todos es el monopolio de la educación.