jueves, 26 de junio de 2014

Los controles de precios: un fracaso de 4.000 años




o toda de la ganancia que se le puede sacar a la oferta, los controles de precios de forma inevitable crean escasez. También llevan a los proveedores a reducir la calidad de los productos que ofertan y con frecuencia conllevan a bizarros e injustos programas gubernamentales de racionamiento. 

El caso de los controles de precios no sólo se limita a los textos de economía. Han habido 4.000 años de historia detrás de esta práctica: 

En Egipto antiguo: el estado buscó regular la distribución y el precio de los granos, resultando en abandono del campo por parte de los granjeros, esto conllevó a debilitamiento político y económico del aparato producto  egipcio y con ello la debacle de su civilización.

En Babilonia, el famoso Código de Hammurabi funcionaba como un sistema de precios:

Decía el código: "si se contrata a un hombre para arar el campo, se le darán 8 gur (medidas babilonias de la época para medir el volumen de granos equivalentes a 8.5 quintales) por año"

"Si un hombre ha de contratar a un pastor para cuidar su ganado, le pagará 6 gur por año"

Y así sucesivamente decía dicho código.

La implementación de dicho código retrasó el desarrollo de esa civilización durante décadas y una vez que el código fue abolido, la calidad de vida de los habitantes de Babilonia mejoró significativamente.

En la antigua Grecia se impusieron controles de precios, el gobierno ateniense nombró inspectores que ponían precio a las cosechas, lo cual generaba gran escasez, sin embargo, los mercaderes griegos desarrollaron mercados negros a través de los cuales se satisfacía la demanda. 

En la antigua Roma: el emperador romano Diocleciano, creó el fenómeno conocido como "inflación"  al poner mucho dinero en circulación y luego fijó el precio máximo al cual la carne, granos, huevos, textiles, y otros bienes y servicios podían ser vendidos. Así como imponer la pena de muerte para todo aquel que ofreciera bienes y servicios a una tasa mayor.

Eso trajo como consecuencia que los mercaderes no llevaban sus bienes a los mercados, ya que no obtenían ganancias producto del intercambio.

En la era moderna, el ejército revolucionario de Washington casi se muere de hambre gracias a los controles de precios impuestos a las raciones de comida que se se distribuían en la guerra de independencia de las Colonias Británicas de Norteamérica; Pensilvania impuso controles de precios a todos los bienes y servicios usados por el ejército rebelde, creando estados de escasez desastrosos para cualquier ejército insurgente. El Congreso Continental abolió dichos controles de precios el 4 de junio de 1778.

Los políticos franceses cometieron el mismo error durante la revolución Francesa: la infame ley de los máximos (le loi du máximum) del 29 de septiembre de 1793 puso controles de precios al trigo y otros bienes. En algunos pueblos de Francia, la gente estaba tan desnutrida que moría de hambre en la calle por no poder comprar comida. Las presiones populares conllevaron a la abolición de ese sistema de control de precios por parte del gobierno francés después de que había matado a miles de franceses. 

Cuando Robespierre era arrastrado por las calles de París, rumbo a su ejecución, la muchedumbre le gritaban: "ahí va el sucio máximo".



Al final de la Segunda Guerra Mundial, los planificadores centrales americanos eran tan totalitarios como los nazis cuando se trataba de políticas económicas. Durante la ocupación post guerra de Alemania a los planificadores americanos les agradaban los controles de precios de la Alemania Nazi así que los mantuvieron después de que la guerra terminó, Hermann Göering le comentó al corresponsal de guerra Henry Taylor  que mantener esos controles era una estupidez. 

"Ustedes, [los americanos] están haciendo muchas cosas en el campo económico que a nosotros [los nazis] nos causaron muchos problemas, ustedes tratan de controlar los salarios, precios y trabajos de la gente, si hacen eso, deben poder controlar sus vidas y ningún estado puede hacer eso eficazmente, nosotros lo intentamos y fracasamos".

El curso de la historia, como podemos ver ha probado que los controles de precios no sólo son ineficaces sino que traen consecuencias terribles para las poblaciones que son sometidas a tan cruel e inhumana práctica.

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